Definitivamente, después de un 2020 completamente inesperado, este tag de “Trabajo remoto” en los puestos publicados en plataformas de empleo, ahora es un plus que muchas personas no están dispuestas a negociar. Antes lo veíamos muy poco en las ofertas, se daba como “premio” por rendimiento, era una situación especial, o incluso era una negociación que necesitaba permisos casi que hasta del CEO por un día a la semana.
Al menos, para nosotros ese tema no es un dolor de cabeza, sino que viene a ser ¡una gran oportunidad para todos!
La organización nos abre esa puerta de trabajo remoto a un 100% desde el día 1, ¿se imaginan? Tener la posibilidad de trabajar desde donde queramos, desde donde la vida nos tenga en ese momento, y desde donde nos sintamos cómodos. Claro, es un arreglo que como decimos es “dando y dando”, la empresa nos abre una puerta, pero nosotros debemos saber cruzar correctamente.
Podríamos hablar de muchos de los beneficios que el trabajo remoto nos da, pero en este caso hablemos del que nos llena muchísimo a la gran mayoría, y eso es tener: ahora valoramos más nuestro tiempo y queremos siempre llevar un equilibrio en nuestras vidas en donde podamos ser aquel o aquella trabajadora de siempre con excelente rendimiento pero también aquel o aquella persona miembro de una familia.
Si bien es cierto, esta posibilidad no hace “fit” con todas las personas, en mi caso, trae muchos beneficios, pero esto a su vez conlleva un enorme compromiso con nosotros mismos y con la empresa que tanto nos apoya.
La posibilidad de trabajar remoto nos permite manejar mejor nuestro tiempo y esto hace una relación perfecta con un tema que quiero traer a la mesa: Conocer el mundo. ¿De verdad se puede? ¿Trabajando? Pues sí, muchas empresas limitan el trabajo remoto a una sola localidad, pero ese no es el panorama con nosotros.
Desde que trabajo en esta empresa he podido disfrutar de un trabajo remoto REAL, siempre respetando mi jornada, cumpliendo con mis responsabilidades y manteniendo una excelente comunicación con mis líderes. He podido participar de todos los paseos familiares (trips a la playa, un fin de semana largo en la montaña, visitar familiares que viven lejos, etc.), estar en las actividades extra curriculares de mi hija, he podido viajar fuera del país durante períodos extensos, en los cuales las vacaciones no dan para tantos días entonces simplemente sigo mi vida normal los días que tengo que trabajar. Así de simple.
Cuando tenemos un trabajo remoto nos acostumbramos a tener mucha flexibilidad en nuestras vidas, entonces si estamos de viaje, nos acomodamos con los planes para cierta hora, cuando ya el trabajo terminó, y buscamos actividades más de tarde o de noche. Sí hay un plan en específico de día, tenemos un sentido de la comunicación muy abierta con los líderes y podemos hacer la consulta de sí se puede negociar un cambio. Para mí la vida es eso, negociar y comunicación clara.
Viajar y trabajar de manera remota no es fácil, tal vez pensamos que “muy lindo, pasar fuera” pero tiene muchos sacrificios también, en temas, por ejemplo, económicos, hay que ajustarse al costo de vida de otros lugares que pueden ser favorables en el mejor de los casos o del todo más elevados; sacrificios de tiempo, cansancio, entre otros. Mantenernos enfocados durante la jornada puede ser un gran reto para muchos, pero es completamente alcanzable si logramos organizar nuestro tiempo y nuestra vida.
Si tienes un trabajo remoto que te permite explorar, vivir diferentes experiencias, seguir creciendo profesionalmente y la vez vivir la vida que quieres, haz un buen plan, organízate, comunícate con tus líderes, y disfruta este gran tiempo y aunque esta modalidad de trabajo ha tomado más popularidad entre las grandes compañías actualmente, todavía hay industrias que le siguen teniendo miedo a un rol tan “deliberador”, así que si actualmente disfrutas de este gran beneficio te invito a disfrutarlo y a ¡sacarle el mejor provecho posible!