Todo indica que el trabajo remoto llegó para quedarse. Diferentes estudios muestran que más del 40% de los trabajadores consideran cambiar de trabajo si su posición actual no se los permite. Y es que buena parte de ese porcentaje está compuesto de padres de familia que se les facilita estar más tiempo en la casa, y en un grupo de personas con un estilo de vida que ha ido tomando auge en los últimos años, los nómadas digitales.
Aunque hay muchas definiciones del término nómada digital, la que suele ser más común y la que utilizaremos en esta ocasión, es la que dice que es una persona que desempeña su ocupación por medios digitales y de manera remota, lo que le permite estar viajando constantemente sin dejar de trabajar. Y fue precisamente así, que pude conocer y viajar casi por toda Costa Rica. Era un pendiente que tenía desde el primer día que entré a trabajar en Cecropia, y después de 4 años de estar trabajando aquí, era el momento.
Con varios meses de anticipación compré los boletos, y aunque tuve que cambiar la fecha de mi viaje inicialmente por las medidas impuestas por el COVID, al final pude tomar mi vuelo de Bogotá a San José. De ahí, iniciar mi viaje que inicialmente era de 2 semanas, terminó siendo toda una experiencia que se extendió hasta 6 semanas.
Y es que Costa Rica es un país que tiene mucho por ofrecer, y todo a una distancia relativamente cerca. Se puede pasar de unas montañas con frío absoluto, a estar en la playa en cuestión de un par de horas por unas vías, que, en mi opinión, son bastante buenas en general.
No más en mi primer día visité el volcán Irazú, el volcán activo más alto de Costa Rica, desde donde se pueden ver ambas costas, el Mar Caribe y el Pacifico.
Unos días después tomé rumbo a Golfito en el pacífico sur, visitando diferentes playas en el camino de ida y de regreso. La cantidad de fauna que pude ver en esta región del país fue increíble. Ranas de ojos rojos, serpientes, ranas venenosas y monos carablanca que estaban a simple vista cerca de las playas o por caminatas en los bosques. Incluso, en el parque marino ballena, hice un tour en lancha para ver las ballenas, una experiencia inigualable.
También pude conocer Guanacaste, una provincia que está llena de playas espectaculares como Flamingo o playa Conchal, con muchas actividades para turistas. La mayoría de los lugares turísticos en esta zona están muy enfocados precisamente a los nómadas digitales, con gran variedad de hoteles y apartamentos con buenos lugares para hacer coworking, muy cómodos y con buenas conexiones a internet, por muy buenos precios.
Al otro costado del país conocí la provincia de Limón, donde al igual que en Guanacaste, el turismo está enfocado para extranjeros que mientras están disfrutando del país, puede que necesiten estar conectados a sus trabajos. En esta región visité playas que bien podrían estar en postales.
Allí también pude disfrutar de la flora y fauna del país, y tiene diferentes tours económicos que permiten tener muy buenos recuerdos.
Eso hablando de los lugares, porque la comida es otro tema que no tiene punto malo. Probé platos típicos del país y de todo lo que comí, no hubo un solo plato que no me gustara, tanto que la mayoría de los recuerdos que traje de regreso fueron varias botellas de salsa Lizano y chocolates.
Todo esto y más lo pude hacer mientras seguía trabajando sin problema desde donde estuviese, con una buena conexión a internet, asistiendo a mis “daily status” y cerrando mis tickets asignados. Y aunque estoy seguro de que mis compañeros de Costa Rica saben y están orgullosos de todo lo que hable aquí, mi invitación es para que todos quienes lean esto, aprovechen la opción que nos da la era digital y se den la oportunidad de conocer nuevos lugares dentro y fuera de sus países.
Quisiera agradecer especialmente a Maribel, Mike, Allan, Krys y Priscilla por recibirme en sus casas, a Ángela por ser mi asesora colombiana en Costa Rica, y por último pero no menos importante, a Eleu, Naty y Jesús por sacar un tiempo para vernos y regalarme recuerdos especiales de su país.
Pura Vida.